Solo puedo presumir de tener el gran orgullo de hacer la presentación de “El costalero”.
Y así, “El Costalero”, los grandes de este mundo le llaman, y para mí es el adjetivo mas bonito que se puede decir un cofrade como es él… un ser humano que rebosa alegría, confianza, humildad y mucho, pero que mucho, cariño.
Por ello, Mariano, es una de las personas más queridas y admiradas del Mundo del Costal.
Y no es que lo diga yo, si no que lo avala las bonitas palabras que dicen de él: todas las hermandades que ha pisado, capataces que han tenido el privilegio de mandarle, costaleros que hemos tenido el orgullo de estar hombro con hombro en eternas chicotas...
Son infinidad de detalles que podría destacar, ya que con él ha sido como mi “padrino” y mejor compañero de peleas de este “loco y bendito mundo”, pero quiero destacar mi primer cariñoso recuerdo que tengo sobre él:
Mi primera chicota como costalero en la calle, con el Nazareno de Parla, donde él era Voz de paso.
Mis nervios se transformaban en un grandísimo júbilo al escuchar su único “SALIMOS ROMPIENDO” , sonora orden que impregnaba de ese “pellizco”, que desde desde la primera hasta la trasera, hacia que brotara la magia.